Un Sacramento


       Un sacramento.

"Mi corazón siempre va a estar ahí, dónde nos dimos nuestro primer beso..."

Sus ojos se abrieron de repente ante aquel susurro que resonó en lo profundo de su mente, estaba sentado sobre la rasposa banca de cemento, las azuladas decoraciones en los muros y el traqueteo de las vías lo estaban invitando mientras que a sus pies estaba su mochila, bastante embadurnada por el barro y un oxido grumoso.

- ¿Porque...? ¿Yo....? -se preguntó en voz alta, sus párpados se irritaban a causa de la niebla que cubría todo el lugar, tan espesa que las luces de los edificios se vieron forzadas a ser las estrellas, en esta cortina de siluetas un recuerdo vino hacia el, se trataba de una sonrisa acompañada por cálidas manos recorriendo su cuello y tras ello la frase por la cual despertó- Tengo que ir a buscar a Fran, íbamos a salir hoy... -lo decía en voz alta para no inquietarse con el silencio y la soledad que lo rodeo incluso cuando alcanzó con sus pasos los monocromados pasa manos hacia el andén número dos de la estación que estaban clausurados con vallas. La boletería por su parte se encontraba cerrada y el posnet automático castigaba su estulticia en la barra de neon, un claro "no se puede - vos no estás aca." le declaraba sus intenciones.

- Me importa un carajo, no me va a parar está cosa. -sus nervios eran evidentes con sus insultos, entonces, sus ojos se abrieron con nervios cuando viro a la izquierda, hacia el pasaje de escaleras subterráneas y frente a todo lo alto, bajo el marco que sostenía unas rejas cuadriculadas, un símbolo de un roedor dentro de un triángulo equilátero lo advertía, el rojo teñía al grabado y un cuadrado compuesto con símbolos y números con las palabras "culpa" repitiéndose una y otra vez hacia antesala a su acceso.

Al bajar lentamente, los escalones chillaron sin vida, ahogados, cada paso descendente hacia un eco más profundo, más incómodo y más inquietante, una parte de su ser se estaba sumergiendo en el holístico que genera el descender a lo profundo de las entrañas de la estación, su propia existencia, su realidad, su verdad.

- Te extraño mucho, te necesito conmigo Francesco... -alcanzó a susurrar y formar un caleidoscopio de decenas de respuestas sin despegar su vista de cada escalón que pisaba, sus pensamientos que quedaron interrumpidos por la enorme criatura parada frente a el entre el ascensor y las escaleras hacia la otra calle. Era algo que podría parecer un australopitecus por su conocimiento propio pero para el ojo común los símbolos en la piel de aquella criatura y las costillas sobre expuestas mientras un corazón yacía comprimido contra sus garras derechas lo amenazaban; y sin esperar aquel individuo balanceo su brazo y lo azoto con un látigo palpitante, producto de las venas que escaparon del palpitante órgano que acabo provocándole un enorme vacío en su pecho y sucesivamente sus ojos se cerraron conforme su respiración desaparecía. 

¿Porque sigo aquí? ¿Porque no estás conmigo? -expreso al abrir sus ojos nuevamente entre la niebla que una vez más lo recibió como su prisión personal.

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